Os copio el último párrafo del magnífico artículo de Juan Ramón Rallo "Chile: trabajdores convertidos en capitalistas".
Escúchenlo (a José Piñera) y comparen la situación de un pensionista chileno, que a sus
65 años cuenta con un amplio patrimonio financiero que lo convierte en
copropietario de las mayores empresas del mundo, y la situación de un
pensionista español, que a sus 67 años sólo cuenta con la expectativa de
que el político de turno quiera entregarle un cierto aguinaldo tras sus
más de tres décadas de cotización. Más allá de su superior
rentabilidad, ése es el gran rasgo diferencial del sistema chileno: la
diferencia entre ser propietario y ser siervo del Estado. No lo pierdan
de vista ahora que comienza el runrún entre los economistas cercanos al
Partido Popular de que habremos de elevar la edad de jubilación hasta
los 75 años: en España, los políticos deciden por usted; en Chile, usted
decide por usted.
Saludos
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