martes, 9 de junio de 2009

Lord Byron: Mazeppa.

Me apetece copiar un pasaje de un pequeño relato de Lord Byron: Mazeppa.

VI

Hasta que un día nos encontramos, miré y suspiré. Ella no habló, sin que por eso dejase de responderme; hay mil gestos, mil miradas, que nosotros vemos, que entendemos y que no podemos definir. Son las chispas involuntarias del pensamiento, que se escapan de un alma abrasada por el amor, estableciendo entre dos amantes un comercio extraño y misterioso; son los anillos de una abrasadora cadena que reúne, casi a pesar suyo, dos jóvenes corazones y que, como metal, sirve de conductor a sus mutuos fuegos.

La vi y suspiré..., yo lloraba a solas y mi timidez me impedía acercarme a ella. Fuile, por fin, presentado, y pudimos hablarnos alguna que otra vez sin despertar sospechas. ¡Cuántas veces a su lado sentía el deseo de hacerle una dulce declaración! ¡Cuántas veces me formé aquel proyecto! Siempre las palabras expiraban en mis trémulos labios. Por último, un día..., hay un juego frívolo que sirve para entretener el tiempo..., he olvidado su nombre; pero Teresa y yo jugábamos un día juntos, no sé por qué casualidad. Poco me importaba el perder; bastábame estar cerca de ella, oírla, ver a la que amaba tan tiernamente. La observaba como un centinela inquieto (así fuese el nuestro tan vigilante esta noche); Teresa estaba pensativa; olvidábase que estaba jugando, sin alegrarse ni afligirse por los diversos cambios de la suerte; y en tanto continuaba jugando, como si una secreta voluntad, mejor que el deseo de ganar, la retuviese a mi lado. Un pensamiento vino a iluminar mi espíritu; creí leer en sus miradas alguna cosa que me decía que no me condenaría a morir de desesperación, y de repente, yo me declaro, aunque balbuceando; mi escasa elocuencia no impidió que fuese escuchado; y esto basta: la mujer que escucha la primera vez, escuchará la segunda; su corazón no es de hielo y aún se puede apelar de su primera negativa.

Saludos

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho, y sí, las miradas hablan mejor que los labios y mas honestamente... es como si cuando vemos a la persona que nos gusta nos sintieramos desnudos, aunque callemos no ocultamos nada.

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  2. Tiene más razón que la razón misma, no podemos hacer nada cuando nos abandonan las palabras y las emociones nos atacan, simplemente miramos y tratamos de que nuestras pupilas digan lo que nuestros labios trabaron.

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